traducido del francés por Jorge E. López Hernández
...perdida,
la que nadie entregará,
está dedicada
a mi musa.
Mientras
ella está lejos de aquí,
sin presencia corpórea,
está presente
en mis huesos, en mis venas
y en mi corazón,
y a pesar de su juventud es ella
la única persona en el mundo
de quien tengo la sensación
de tener su venia para decirlo todo,
su permiso para escribirlo todo,
acompañarlo de mis lágrimas,
mis risas,
compartiendo mi dolor
y mis suspiros,
pero sobre todo por ser capaz
de crear
este lazo de confianza
con el único ser humano que descubrí
un día,
con su belleza radiante,
un ser más allá de toda imaginación,
un ser al que amo,
y aún ignoro cómo
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